Hermanas gemelas siamesas fueron separadas en Brasil cuando tenían apenas un año: así lucen ahora.

En el corazón de Brasil, en el estado de Goiás, nacieron dos niñas: Kiraz y Aruna. Su nacimiento fue a la vez un milagro y un gran desafío.
Las hermanas eran siamesas, unidas por el pecho. Sus cuerpos estaban estrechamente unidos: compartían vientre y pelvis, y solo tres piernas.

En Brasil, dos hermanas siamesas fueron separadas con tan solo un año de edad: así lucen ahora.
Esta se ha convertido en una de las tareas más difíciles para los médicos en los últimos años.
Desde el primer día, lo tuvieron claro: para que las niñas pudieran vivir una vida plena, debían ser separadas. Pero el precio fue alto: un riesgo enorme, meses de preparación, cálculos precisos y esfuerzos casi sobrehumanos.

En Brasil, dos hermanas siamesas fueron separadas con tan solo un año de edad: así lucen ahora.
Meses de consultas, simulacros y reuniones. Médicos de todo el país unidos para afrontar lo inimaginable.
El día de la operación, el quirófano parecía un hormiguero. 60 especialistas —anestesiólogos, cirujanos cardíacos, ortopedistas, cirujanos pediátricos y enfermeras— trabajaban como un solo organismo bien coordinado.

Para mantener la concentración, grupos de 16 personas se cambiaban cada cuatro horas. La operación completa duró 15 horas.
En Brasil, dos siamesas fueron separadas con tan solo un año: así lucen ahora.
Cuando finalmente se dijo: «Están separadas», reinó el silencio en el quirófano.
Ahora Kiraz y Aruna están en cuidados intensivos. Sus cuerpos aún están débiles, les espera una larga rehabilitación, pero lo más importante ya ha quedado atrás. Ahora no las une la carne, sino algo más: la historia, el amor y la valentía.