¿Se estaba ahogando y nadie se dio cuenta?

Una desgarradora tragedia en Montreal ha conmocionado a toda una nación y ha provocado un llamado inmediato al cambio, después de que un niño de 14 años se ahogara durante una clase de natación escolar,

permaneciendo inadvertido en el fondo de la piscina durante la asombrosa cantidad de 38 minutos. El estudiante, Blessing Claude Moukoko, cursaba octavo grado en el colegio Centre Père-Marquette y participaba en una sesión regular de educación física el 15 de febrero de 2024.
Lo que debía ser un día escolar normal terminó en una pérdida imperdonable: la vida de un niño se desvaneció ante los ojos de todos.
Durante la clase de natación, Blessing desapareció misteriosamente en la parte profunda de la piscina. A pesar de la presencia de profesores y compañeros, nadie notó su ausencia.
La clase continuó como siempre: los alumnos salieron del agua, se cambiaron y se prepararon para irse. Fue entonces cuando alguien miró hacia la piscina y vio su cuerpo inmóvil en el fondo.

Se desató el pánico. Blessing fue rescatado del agua mientras comenzaban frenéticamente los intentos de RCP.
Los paramédicos llegaron y lo llevaron de urgencia al Hospital Maisonneuve-Rosemont, donde los médicos lucharon por salvarlo tras su prolongada falta de oxígeno.
Pero tras seis días en estado crítico, no sobrevivió. Blessing falleció a causa de graves lesiones cerebrales, dejando un profundo vacío en los corazones de su familia, sus compañeros de clase y la comunidad en general.Paquetes de vacaciones familiares
Una investigación forense reveló graves errores y deficiencias sistémicas en los protocolos de seguridad para piscinas escolares. El informe fue claro: las clases de natación no deben centrarse únicamente en la técnica o el rendimiento físico.

La educación sobre seguridad acuática debe ser la base de todo programa. Los hallazgos exigieron una supervisión más estricta, normas de seguridad más estrictas y una reforma integral de la gestión escolar de la enseñanza de la natación.
El llamado a la acción no fue vago, sino urgente.
La alcaldesa de Montreal, Valérie Plante, habló públicamente con visible emoción: «Me rompe el corazón. Es difícil imaginar lo que siente la maestra. Es horrible».
Enfatizó la necesidad de reformas profundas y añadió: «Necesitamos asegurarnos de que nuestros niños sepan cómo comportarse en el agua. Debemos hacer todo lo posible para que las escuelas cuenten con los recursos necesarios para protegerlos».
El incidente desató un debate nacional. Líderes educativos, padres y expertos en seguridad acuática comenzaron a exigir nuevas normas: simulacros de seguridad obligatorios, más socorristas durante las clases de natación escolares, controles estrictos de asistencia antes y después de cada sesión, y una capacitación que priorice la prevención sobre el rendimiento.

La muerte de Blessing es un trágico recordatorio de lo rápido que se puede perder una vida y de lo fácil que puede ser el desastre cuando la atención se desvía por un instante.
Su historia ha impulsado un movimiento nacido del dolor, pero impulsado por la determinación de proteger a otros niños de un destino similar.

Amigos y familiares lo recuerdan como un alma bondadosa y llena de promesas. Ahora, su memoria se ha convertido en un llamado a la acción, que resuena en escuelas, ciudades y ayuntamientos, para garantizar que ningún otro estudiante pase desapercibido y ninguna otra familia sufra tanto dolor.